Donald Trump ya "ganó" la presidencia gracias a su personalidad televisiva
No niego que me gustaría estar rotundamente equivocado; pero todo parece indicar que Donald Trump será electo como el próximo presidente de Estados Unidos. De hecho, el pueblo estadounidense "votó" por él hace ya mucho tiempo.
Su magnética personalidad televisa hace que el aspirante presidencial republicano sea un candidato más atractivo para los votantes. Donald Trump es sinónimo de ratings. Él sabe entretener y manejarse bien frente a las cámaras. Todo lo que dice, por más ofensivo que sea, es aplaudido por las masas.
Del otro lado de la moneda hay que reconocer que la ex senadora y ex primera dama Hillary Clinton es una persona aburrida.
La candidata demócrata, aunque trate de ser más "espontánea", casi siempre cae como un ladrillo por televisión. A los votantes no le importa que ella quizás sea más inteligente, esté mejor preparada y tenga mayor experiencia que Trump. Al final de día, el carisma del multimillonario seduce a la ciudadanía a pesar de todas las barbaridades, exageraciones y mentiras que salen de su boca.
El pueblo estadounidense "eligió" a Trump cuando el History Channel sustituyó los documentales sobre la Segunda Guerra Mundial para televisar series como "Pawn Stars", que trata sobre los objetos que se compran y venden en una casa de empeño en Las Vegas, y "Swamp People", sobre las vivencias de una familia en una zona pantanosa de Luisiana.
También "votaron" por Trump cuando el Discovery Channel suspendió documentales como "Los Tesoros Perdidos del Valle Yangtze" por teleseries como "Desnudos y con Miedo", sobre una pareja que intenta sobrevivir por 21 días (totalmente encueros) en un área desierta.
Estas cadenas de televisión no hicieron estos cambios de programación por accidente. Los programas denominados como "reality" son cada vez más populares en respuesta de lo que la gente, los televidentes estadounidenses, quieren ver en sus pantallas.
Las encuestas colocan a Donald Trump perdiendo ante Hillary Clinton, pero no debemos creerle a estos números. Muchas veces los votantes mienten en las encuestas y aunque apoyen a Trump, muchos no se atreven a reconocerlo públicamente.
Si tomamos la internet como un indicador, la presencia de Trump aplasta por completo a Clinton. Trump tiene 30% más seguidores que Clinton en Twitter; mientras que en Facebook, el republicano cuenta con más de 10 millones, mientras que la demócrata apenas pasa de los 5 millones.
Un dato importante sobre las encuestas: Cuando la firma Nielsen selecciona una nueva familia para monitorear los programas que miran en televisión, ellos no toman en cuenta los primeros tres meses. La razón: las personas cuando sienten que están siendo vigilados mienten sobre sus programas favoritos. Al principio miran documentales en la televisión pública. Pero después de un tiempo, regresan a la normalidad y cambian a ver programas para mantenerse al tanto de la vida de las hermanas "Kardashians".
Lo mismo ocurre con Donald Trump. Para muchos votantes es demasiado vergonzoso admitir que votarán por él. Lo cierto es que están enamorados de Trump, pues es su personaje favorito de la televisión.
Estados Unidos es una sociedad de televisión. El estadounidense promedio mira un promedio de cinco horas de televisión diarias. Después de dormir, la pantalla chica es nuestra principal actividad.
Al mismo tiempo, y quizás más sorprendente, pasamos un promedio de 8.5 horas procesando información a través de teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras y otros dispositivos.
Si todos los días pasamos entre cinco y ocho horas consumiendo el mismo contenido, indudablemente tendrá un impacto en nuestras vidas y la forma en cómo pensamos.
A los franceses les encanta la comida, los italianos aman la opera, y a los americanos les encanta su televisión. Es lo que define a la sociedad estadounidense.
En los años 1950s, las cadenas de televisión (con muchas restricciones) eran simples invitados a las convenciones partidistas. Participaban como observadores (como moscas en la pared), y cuidadosamente reportaban lo que pasaba durante la selección del nominado para la presidencia. ¡Jamás se involucraban en el proceso!
Hoy ocurre todo lo contrario, y las cadenas de televisión SON el proceso. Las convenciones partidistas son espectáculos televisivos producidos y dirigidos para atraer televidentes y subir los ratings.
Lo mismo ocurre con los famosos "debates"; están diseñados para "entretener" a la audiencia. Cada ciclo electoral, la contienda presidencial se convierte en el "Reality Show" más grande de la historia.
No simpatizo del todo con Hillary Clinton. Opino que ha mentido en más de una ocasión, y que durante sus casi cinco décadas de carrera política ha torcido las reglas para mantenerse a flote. Pero al mismo tiempo creo que, de ser electro presidente, Donald Trump le haría muchísimo daño al pueblo estadounidense y al futuro de este maravilloso país.
Espero estar equivocado, pero si la cosa sigue como va, Trump será el presidente número 45 de Estados Unidos. Lo peor: No me sorprendería se traslada la Casa Blanca a la Torre Trump de Manhattan.
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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".
Su magnética personalidad televisa hace que el aspirante presidencial republicano sea un candidato más atractivo para los votantes. Donald Trump es sinónimo de ratings. Él sabe entretener y manejarse bien frente a las cámaras. Todo lo que dice, por más ofensivo que sea, es aplaudido por las masas.
Del otro lado de la moneda hay que reconocer que la ex senadora y ex primera dama Hillary Clinton es una persona aburrida.
La candidata demócrata, aunque trate de ser más "espontánea", casi siempre cae como un ladrillo por televisión. A los votantes no le importa que ella quizás sea más inteligente, esté mejor preparada y tenga mayor experiencia que Trump. Al final de día, el carisma del multimillonario seduce a la ciudadanía a pesar de todas las barbaridades, exageraciones y mentiras que salen de su boca.
El pueblo estadounidense "eligió" a Trump cuando el History Channel sustituyó los documentales sobre la Segunda Guerra Mundial para televisar series como "Pawn Stars", que trata sobre los objetos que se compran y venden en una casa de empeño en Las Vegas, y "Swamp People", sobre las vivencias de una familia en una zona pantanosa de Luisiana.
También "votaron" por Trump cuando el Discovery Channel suspendió documentales como "Los Tesoros Perdidos del Valle Yangtze" por teleseries como "Desnudos y con Miedo", sobre una pareja que intenta sobrevivir por 21 días (totalmente encueros) en un área desierta.
Estas cadenas de televisión no hicieron estos cambios de programación por accidente. Los programas denominados como "reality" son cada vez más populares en respuesta de lo que la gente, los televidentes estadounidenses, quieren ver en sus pantallas.
Las encuestas colocan a Donald Trump perdiendo ante Hillary Clinton, pero no debemos creerle a estos números. Muchas veces los votantes mienten en las encuestas y aunque apoyen a Trump, muchos no se atreven a reconocerlo públicamente.
Si tomamos la internet como un indicador, la presencia de Trump aplasta por completo a Clinton. Trump tiene 30% más seguidores que Clinton en Twitter; mientras que en Facebook, el republicano cuenta con más de 10 millones, mientras que la demócrata apenas pasa de los 5 millones.
Un dato importante sobre las encuestas: Cuando la firma Nielsen selecciona una nueva familia para monitorear los programas que miran en televisión, ellos no toman en cuenta los primeros tres meses. La razón: las personas cuando sienten que están siendo vigilados mienten sobre sus programas favoritos. Al principio miran documentales en la televisión pública. Pero después de un tiempo, regresan a la normalidad y cambian a ver programas para mantenerse al tanto de la vida de las hermanas "Kardashians".
Lo mismo ocurre con Donald Trump. Para muchos votantes es demasiado vergonzoso admitir que votarán por él. Lo cierto es que están enamorados de Trump, pues es su personaje favorito de la televisión.
Estados Unidos es una sociedad de televisión. El estadounidense promedio mira un promedio de cinco horas de televisión diarias. Después de dormir, la pantalla chica es nuestra principal actividad.
Al mismo tiempo, y quizás más sorprendente, pasamos un promedio de 8.5 horas procesando información a través de teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras y otros dispositivos.
Si todos los días pasamos entre cinco y ocho horas consumiendo el mismo contenido, indudablemente tendrá un impacto en nuestras vidas y la forma en cómo pensamos.
A los franceses les encanta la comida, los italianos aman la opera, y a los americanos les encanta su televisión. Es lo que define a la sociedad estadounidense.
En los años 1950s, las cadenas de televisión (con muchas restricciones) eran simples invitados a las convenciones partidistas. Participaban como observadores (como moscas en la pared), y cuidadosamente reportaban lo que pasaba durante la selección del nominado para la presidencia. ¡Jamás se involucraban en el proceso!
Hoy ocurre todo lo contrario, y las cadenas de televisión SON el proceso. Las convenciones partidistas son espectáculos televisivos producidos y dirigidos para atraer televidentes y subir los ratings.
Lo mismo ocurre con los famosos "debates"; están diseñados para "entretener" a la audiencia. Cada ciclo electoral, la contienda presidencial se convierte en el "Reality Show" más grande de la historia.
No simpatizo del todo con Hillary Clinton. Opino que ha mentido en más de una ocasión, y que durante sus casi cinco décadas de carrera política ha torcido las reglas para mantenerse a flote. Pero al mismo tiempo creo que, de ser electro presidente, Donald Trump le haría muchísimo daño al pueblo estadounidense y al futuro de este maravilloso país.
Espero estar equivocado, pero si la cosa sigue como va, Trump será el presidente número 45 de Estados Unidos. Lo peor: No me sorprendería se traslada la Casa Blanca a la Torre Trump de Manhattan.
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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".