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Estados Unidos sangra por su diferencia racial

La esclavitud fue abolida en Estados Unidos en 1865, y unos 100 años más tarde el país adoptó leyes para proteger los derechos civiles de todos sus ciudadanos, incluyendo aquellos de color. En 2008 se hizo historia cuando por primera vez un afroamericano (Barack Obama) fue electo como presidente.

Los negros (hoy políticamente identificados como afroamericanos) representan cerca del 13% de la población total estadounidense, que asciende a los 320 millones de habitantes. Los hispanos, por su parte, son el 17% de ese total poblacional.

Pero a pesar de su notable presencia y los grandes avances que han logrado las minorías en Estados Unidos, nada ha borrado las décadas de abusos, discriminación y segregación racial que todavía hoy se respira en la Unión Americana.

En muchas comunidades del país, con frecuencia se pone en evidencia el rechazo a estos grupos. Y el problema va más allá de que en Estados Unidos predomina una mayoría (73%) de personas de la raza blanca. Es una asunto de rechazo cultural y desigualdad.

Hace poco las calles de Baltimore ardieron, días después de que cientos de personas protestaran la muerte de Freddie Gray, Jr., un joven negro de 25 años que murió el pasado 19 abril en manos de la policía tras sufrir lesiones en la médula espinal.

Hay que estar claros, Grey no era un ciudadano modelo: El joven contaba un historial delictivo con más de 20 cargos criminales en su contra, mayormente casos de posesión de drogas y delitos menores.

Pero su pasado criminal tampoco justifica el uso excesivo de fuerza por parte de las autoridades en su contra. Si bien la mayoría de los agentes del orden están comprometidos a servir y proteger la comunidad donde viven, muchos (quizás por falta de entrenamiento o racismo) con frecuencia manifiestan su rechazo hacia las minorías.

Un ejemplo reciente de esto ocurrió hace poco en Carolina del Sur, donde el dominicano Feidin Santana, de 23 años, filmó un video del momento cuando un policía le disparó mortalmente por la espalda a un hombre de la raza negra que huía.

El delito de la víctima, identificado como Walter Scott, de 50 años, conducir su vehículo con una luz de freno fundida. Scott había sido veterano del Servicio de Guardacostas y era el padre de cuatro hijos. No tenía un expediente criminal.

El problema radica en que en varios lugares de Estados Unidos, muchos "sospechosos" son culpables sólo por ser negros o inmigrantes que no dominan el idioma inglés. Nunca sabremos por qué Scott decidió correr del policía armado que le disparó por la espalda.

Lo que sí se sabe es que los incidentes entre policías y minorías seguirán ocurriendo, y las manifestaciones por los abusos seguirán efectuándose en las calles hasta que no se establezca un entrenamiento de aceptación racial.

También es imperativo enfatizar la necesidad de realizar marchas pacíficas, puesto que de nada sirve protestar contra la violencia policial generando más violencia en las calles.

En el caso de Baltimore, las protestas pacíficas se efectuaron durante varios días consecutivos. Y no fue hasta que, según reportes, a la ciudad llegaron manifestantes de otros lugares que incitaron a la violencia.

Es probable que pasarán muchos años, pero la esperanza de todos debe ser sanar la herida de la discriminación, para que Estados Unidos no sangre por su diferencia racial.

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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".