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La caravana centroamericanos: Una crisis sin solución

TIJUANA, México - ¡Caos y desesperación! Ese es el aire que se respira en los albergues improvisados por las autoridades de México en Tijuana, donde en las últimas semanas han llegado más de 6,000 centroamericanos que huyeron de la pobreza y de la violencia de sus países con un solo propósito: Llegar a Estados Unidos para empezar una nueva vida.

Hace poco viajé allí y conocí de primera mano cómo viven los "migrantes de la caravana". Después de compartir con ellos por varios días llegué a la siguiente conclusión: Se trata de un problema humanitario que no tiene una solución inmediata, a menos que el gobierno de Estados Unidos proporcione la oportunidad es al menos escuchar las solicitudes de asilo.

La realidad: Si bien hay muchos centroamericanos en la caravana con "miedo creíble" que podrían calificar para un asilo por temor de que sus vidas están en peligro se regresan a Honduras, Guatemala o El Salvador, la amplia mayoría de los que caminaron miles de millas y atravesaron el suelo mexicano son refugiados económicos que buscan satisfacer sus necesidades financieras encontrando empleo en Estados Unidos.

En la caravana hay madres con sus hijos menores, con miedo de que pandillas como la Mara Salvatrucha los recluten o les hagan daño; pero también hay hombres jóvenes, hábiles para trabajar dispuestos a hacer lo que sea por ganar dólares y ayudar en sus familias en Centroamérica.

Desafortunadamente, también están los "malos de la película". Colados entre la multitud de la caravana hay esos personajes con un largo historial criminal y pandilleril, cuyo único propósito es llegar a Estados Unidos para delinquir.

Por tal motivo, y viendo que los miembros de la caravana de migrantes están "juntos y casi revuelto", la única posible solución sería entrevistar a cada uno de ellos y determinar con los estándares migratorios ya existentes si califican o no para un asilo que les permitiría trabajar legalmente en Estados Unidos.

El presidente Donald Trump ha dicho públicamente que esa sería "la forma correcta" para tratar de entrar a suelo estadounidense. Sin embargo, el cruento endurecimiento de la política migratoria que adoptó su administración ha hecho que en el último año 65% de las peticiones de asilo sean rechazadas. Para un inmigrante evidenciar "miedo creíble" para probar que su vida corre peligro en su país de origen es ahora más difícil.

En la ciudad fronteriza de Tijuana, cada día que pasa la situación de los inmigrantes de la caravana se agrava. Los centroamericanos de la caravana duermen a la intemperie, hacen largas filas para comer y realizan sus necesidades fisiológicas en letrinas portátiles. Estas condiciones de calamidad total se suma al índice de desesperación que trajeron de sus respectivos países.

La gran mayoría de los centroamericanos de la caravana pasa los días tratando de descifrar qué y cuándo van a comer; mientras que su sueño de llegar a Estados Unidos es impedido por dos obstáculos: los controles fronterizos y el complicado proceso de solicitud de asilo, para el cual carecen de información o preparación alguna.

Estados Unidos les dice que se anoten en una "lista de espera" para que poco a poco sus solicitudes de asilo sean escuchadas. El problema es que en la famosa lista ya hay cerca de 7,000 personas inscritas, y las autoridades migratorias de Estados Unidos apenas procesan entre 40 y 50 peticiones al día. Por lo que, las personas que están en el medio o al final de la lista, probablemente esperarán meses antes de recibir la oportunidad de ser entrevistado por un oficial de inmigración de Estados Unidos.

Esta espera, es lo que ha hecho que en semanas recientes se hayan reportado enfrentamientos entre algunos miembros de la caravana y agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. La desesperación de cruzar es el combustible que los motiva a amotinarse y a lanzarles piedras a las autoridades del orden.

La presencia de la caravana de migrantes ha empeorado la ya complicada crisis de asilo que se vive en Tijuana. Antes de que llegaran los miles de centroamericanos, allí había ya miles de personas de otros países haciendo fila para también presentar sus peticiones de asilo.

Por su parte, algunos tijuanenses están ya molestos con la reciente invasión de miles de centroamericanos, cuya presencia está drenando los recursos de su paradisiaca ciudad turística.

La caravana ha hecho que Estados Unidos cierre en múltiples ocasiones los cruces fronterizos que conectan a México con San Diego. Esto es también un problema para esta ciudad californiana puesto que casi 60% de su fuerza laboral vive del lado mexicano.

La crisis humanitaria de la caravana de migrantes no tiene una solución simple. Lo que sí está claro es que Tijuana se ha convertido en una especie de olla de presión migratoria donde cada día que pasa parece estar más cerca de estallar, a menos que se le otorgue asilo a aquellos que califiquen y, los que no califiquen estén dispuestos a regresar a Centroamérica.

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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".